Monday, September 22, 2014

Diario de un imperialista demente: Por qué los países mantienen relaciones abusivas

No podemos ni debemos convertirnos en chinos, y de corazón tampoco lo queremos. No debemos buscar un sentido ideal o superior de la vida en China o en ninguna otra cosa del pasado; de otra manera nos perdemos y nos adherimos a un fetiche.  (Hermann Hesse, 1921)

Hace unos 111 años, el emperador alemán Guillermo II, despidió el Cuerpo de Expedición Oriente-Asiático desde el puerto de Bremen a China, enviado a fin de reprimir la resistencia de China al imperialismo europeo. Sus órdenes eran inequívocas: llevar la civilización a China, no mostrar piedad ante los reaccionarios y dar a China una lección memorable para que ningún chino se atreviera a mirar con recelo a alguno de nosotros. Por cierto las cosas han cambiado desde entonces.

Han inventado aviones. La ministra federal de Educación e Investigación y su delegación de altos funcionarios volvió a aterrizar en Shanghái. La megalópolis china del delta del río Yangtsé es más populosa que la capital alemana, Berlín, Hamburgo, Múnich, Colonia, Frankfurt, Stuttgart y las siguientes mayores ciudades alemanas en conjunto. Es impresionante. [...]

From the English 'Diary of a Mad Imperialist', translated by Rebelion.

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